Cap铆tulo 82: Yibao, ¿Me extra帽aste?
Viendo que su peque帽o sobrino se hab铆a metido en el ba帽o a asearse y no sal铆a despu茅s de un largo rato, Li Hui, preocupado, se acerc贸 a tocar la puerta:
"Xiaobao, ¿est谩s bien?"
Con un clic, la puerta del ba帽o se abri贸 y Yibao sali贸 con el pelo medio mojado.Se acababa de lavar el cabello y, aunque se hab铆a quitado algo de humedad con una toalla, segu铆a muy mojado, goteando de las puntas. Sus ojos tambi茅n estaban h煤medos, pareciendo un peque帽o ciervo perdido en la profundidad de la jungla.
Li Hun supo que su obediente y educado sobrino hab铆a regresado. Levant贸 la mano y le acarici贸 la cabeza a Yibao.
"Xiaobao, es hora de comer. Lei Zi te prepar贸 dos huevos extra".
Yibao baj贸 la cabeza, luciendo particularmente bien educado y sensato, y sigui贸 a Li Hun hasta la mesa del comedor.
Lei Zi y el Gordo estaban muy entusiasmados e incluso ten铆an cierta intenci贸n de adulaci贸n. El gordo, en particular, elogi贸 a Yibao:
"Yibao, eres tan puro ahora. El Maestro Jian se emocionar谩 mucho cuando te vea".
El hombre gordo mencion贸 al Maestro Jian de nuevo. Al o铆r estas palabras, Yibao sinti贸 algo extra帽o en el coraz贸n, dulce y amargo, parecido al amor. Sin embargo, por el momento no recordaba cu谩l era su relaci贸n con ese hombre, ni por qu茅 lo mencionaban una y otra vez. Si se llamaba Maestro Jian, deb铆a ser ese de tipo de persona en la sociedad.
Antes del fin del mundo, Yibao segu铆a en la escuela y no hab铆a tenido mucho contacto con la gente de la sociedad, por lo que a煤n era relativamente sencillo. Siempre hab铆a confusi贸n en su mirada, que era limpia y pura, lo que hac铆a que la gente quisiera acosarlo.
Li Hun apart贸 al hombre gordo y dijo:
"No le hables m谩s de ese hombre apestoso a Xiaobao. Jian Xiao se qued贸 a vivir 茅l solo en la zona segura, pero nos ech贸 a todos y nos ech贸 a todos y nos dej贸 sufrir afuera. Antes pensaba que 茅l y Xiaobao eran una buena pareja, pero bah, me equivoqu茅".
El hombre gordo estaba indefenso:
"Hermano Hun, el Maestro Jian debe tener sus propias dificultades".
"¿Qu茅 dificultades? No nos dio ninguna explicaci贸n, simplemente nos ech贸 a todos fuera de la Zona Segura. Prometi贸 que proteger铆a a Xiao Bao, y al final, ¿no lo abandon贸 tambi茅n?"
Por la conversaci贸n entre Li Hun y el hombre gordo, Yibao supo vagamente que hab铆a sido abandonado por el hombre llamado Maestro Jian. Aunque no recordaba muchas cosas, al saberlo, le doli贸 el coraz贸n, como si densas agujas lo atravesaran.
Al ver a Yibao agarr谩ndose el pecho con dolor, Li Hun dej贸 de discutir con el hombre gordo por un momento y pregunt贸 con preocupaci贸n:
"Xiaobao, ¿qu茅 te pasa? ¿Tienes alg煤n efecto secundario?".
"No, solo siento una ligera opresi贸n en el pecho."
Yibao guard贸 silencio despu茅s de eso. Tom贸 las gachas sin decir palabra y las comi贸 a peque帽os bocados.
Despu茅s de que Yibao recuperara la memoria, su temperamento cambi贸 por completo. Era como dos personas distintas. Antes era adorable y tonto. Ahora era delicado y obediente. Uno era un ni帽o peque帽o y el otro un adolescente.
Yibao era obviamente m谩s atractivo de adolescente, con su rostro limpio, su temperamento fresco y su leve sonrisa. Era tan hermoso que no parec铆a alguien luchando por sobrevivir en el apocalipsis. Esta belleza merece protecci贸n.
"Yibao, ¿eras el gal谩n de la escuela?"
El hombre gordo cre铆a que as铆 deb铆a ser, pues cre铆a que con el rostro y el temperamento de Yibao, nadie en podr铆a competir con 茅l.
Li Hun habitualmente frotaba el cabello de Yibao:
"Por supuesto, desde el jard铆n de infantes, mi peque帽o tesoro siempre ha ganado el t铆tulo de 铆dolo escolar".
La gente guapa siempre llama la atenci贸n dondequiera que va. Por suerte, Jian Xiao recogi贸 a Yibao primero; de lo contrario, alguien m谩s lo habr铆a recogido.
Yibao no dijo nada, bebiendo sus gachas en silencio. Su mente estaba llena de pensamientos sobre el tal Maestro Jian. Pod铆a recordar algunos fragmentos. En esos fragmentos, 茅l y ese hombre ten铆an una relaci贸n muy buena, pero a pesar de tan buena relaci贸n, al final fue abandonado por la otra persona.
"Xiaobao, no te tomes solo las gachas, come un huevo"
Li Hun puso el huevo pelado en el taz贸n vac铆o frente a Yibao.
Yibao no ten铆a apetito. Despu茅s de beber el taz贸n de gachas, dijo que quer铆a descansar un rato. Despu茅s de todo, acababa de recuperar la memoria y hab铆a demasiadas cosas que deb铆a digerir con cuidado.
En el otro lado, Jian Xiao ya hab铆a encontrado un sustituto de edad similar. Este sustituto se aislar铆a en el laboratorio en lugar de Yibao.
Habiendo hecho todos los trucos de distracci贸n necesarios, Jian Xiao estaba impaciente por reunirse con su Yibao, pero su padre lo estaba reteniendo, impidi茅ndole liberarse por el momento.
Al caer la noche, un joven delgado se apoya en el ventanal, sintiendo la brisa marina. La suave luz de la luna sobre el mar se extiende sobre sus limpios y apuestos rasgos faciales. Sus largas pesta帽as proyectan una tenue sombra. Su piel es blanca como la porcelana fina, suave y delicada. El temperamento puro y hermoso que solo los j贸venes poseen hace que esta escena sea tan hermosa como una pintura al 贸leo.
Justo cuando el joven disfrutaba de la brisa marina y escuchaba el sonido de las olas, la puerta se abri贸. Li Hun, con unas pantuflas de algod贸n, entr贸 lentamente, murmurando como una madre preocupada:
"Xiaobao, ¿por qu茅 est谩s aqu铆 en la ventana tomando el aire? La brisa marina es fuerte, ten cuidado de no pescar un resfriado. Baja pronto".
"T铆o, ¿por qu茅 Jian Xiao ya no me quiere?".
Tan solo decirlo hizo que Yibao se sintiera muy inc贸modo. Solo hab铆a experimentado esta sensaci贸n de p茅rdida cuando falleci贸 su madre. Nunca imagin贸 que se sentir铆a triste tras ser abandonado por un hombre desconocido.
Al ver que su peque帽o tesoro estaba realmente desconsolado por este asunto, la insatisfacci贸n de Li Hui con Jian Xiao se intensific贸 una vez m谩s:
"No pienses en ese hombre apestoso. Incluso sin 茅l, seguir茅 cuid谩ndote y vivir谩s bien en el apocalipsis".
Yibao no pod铆a borrar a ese hombre de su memoria, pues estaba completamente absorbido por 茅l, ocupando su mente y su coraz贸n. En cuanto cerraba los ojos, su figura aparec铆a ante sus ojos. Aunque no pod铆a tocarlo, pod铆a causarle un profundo dolor.
Li Hun suspir贸:
"Jian Xiao dijo que vendr铆a a buscarnos. No s茅 si realmente lo har谩".
Yibao gir贸 la cabeza, con una pizca de esperanza apenas perceptible en su rostro:
"¿Todav铆a me quiere?"
Li Hun se llev贸 la mano a la frente y dijo:
"Xiaobao, no seas tan d茅bil. 脡l no es digno de ti. No tienes que forzar la situaci贸n. No te apreciar谩 si lo haces. Solo sabr谩 c贸mo hacerlo cuando no pueda tenerte. Bueno, ¡basta de hablar!, vete a dormir".
Yibao fue conducido a la cama. Esta habitaci贸n era el dormitorio principal, y tambi茅n era donde Jian Xiao sol铆a dormir. Hab铆an pasado varios meses, pero parec铆a haber un persistente aroma a perfume masculino en la cama, aunque era muy tenue, y hab铆a que hundir la cara entre la colcha y la almohada para percibirlo.
El olor de esta fragancia masculina hizo que Yibao fuera a煤n m谩s incapaz de dormir.
El olor de un hombre maduro es muy encantador.
La vida de Yibao sol铆a girar en torno al estudio. Nunca imagin贸 que un d铆a se involucrar铆a con otro hombre y que finalmente ser铆a abandonado por 茅l.
El estado de 谩nimo inc贸modo mantuvo a Yibao despierto toda la noche.
A la ma帽ana siguiente, el hombre gordo lleg贸 y llam贸 a la puerta, pidi茅ndole que se levantara y desayunara.
Yibao se levant贸, se lav贸 y fue a la mesa del comedor.
El hombre gordo parloteaba sin parar mientras com铆a:
"La ciudad de Yunhai est谩 muy cerca de Jingsheng. Si el Maestro Jian conduce a toda velocidad, solo tardar谩 poco m谩s de dos horas. Me pregunto si el Maestro Jian podr谩 venir hoy".
Como Jian Xiao les dijo que esperaran solo dos d铆as, sin duda aparecer铆a en dos d铆as. Si no aparec铆a en dos d铆as, significar铆a que algo sali贸 muy mal.
Mientras el hombre gordo hablaba, siempre prestaba atenci贸n a la expresi贸n de Yibao.
Quiero saber c贸mo reaccionar谩 Yibao cuando escuche que Jian Xiao viene.
La primera reacci贸n de Yibao cuando lo escuch贸 fue naturalmente de sorpresa, pero no lo demostr贸 muy obviamente.
El hombre gordo se acerc贸 a Yibao y le susurr贸:
"No escuches las tonter铆as de tu t铆o. El Maestro Jian te ama mucho. De verdad te ama".
El Gordo hizo la confesi贸n en nombre de Jian Xiao, haciendo que las puntas de las orejas de Yibao se pusieran rojas.
Jian Xiao, por su parte, hab铆a encontrado la oportunidad de escapar y estaba conduciendo hacia all铆. La distancia se acortaba cada vez m谩s. Estimaba que llegar铆a en aproximadamente una hora.
Jian Xiao incluso hab铆a tra铆do el Wangzai que m谩s le gustaba a Yibao. Se lo hab铆a encargado al personal del laboratorio para que investigaran la f贸rmula exacta y lo prepararan. Aunque no era el original, el sabor era exactamente el mismo.
Despu茅s del desayuno, el hombre gordo los llev贸 a jugar a las cartas. Yibao observaba en silencio desde un lado. Despu茅s de aprender a jugar, se uni贸 al juego.
Si pierdes, te pegar谩n un papel en la cara. Yibao es un novato, pero los dem谩s le dan margen, as铆 que solo perdi贸 dos o tres veces, y le pegaron algunos papeles en su atractivo rostro.
Justo cuando jugaban con entusiasmo, la puerta de la villa se abri贸 inesperadamente. Jian Xiao estaba parado en la entrada con una chaqueta negra, con una presencia excepcional, ligeramente jadeando, lo que demostraba que hab铆a corrido una parte del camino.
El hombre gordo dej贸 caer emocionado las cartas que ten铆a en la mano:
"¡Maestro Jian, ha vuelto!".
Yibao mir贸 hacia la puerta y vio un rostro a煤n m谩s atractivo de lo que jam谩s hab铆a recordado. Si ese rostro apareciera en su escuela, sin duda provocar铆a gritos.
Jian Xiao camin贸 directamente hacia Yibao con sus largas piernas.
Yibao a煤n ten铆a la nota blanca pegada a la cara. Lo mir贸 con la mirada perdida mientras se acercaba, lo levant贸 con destreza y lo bes贸 sin dudarlo:
"Yibao, ¿me extra帽aste?"
Jian Xiao no ha notado nada diferente en Yibao en este momento.
Tras ser besado varias veces seguidas, todo el cuerpo de Yibao se puso rojo como un camar贸n. Sus pies ya no tocaban el suelo, y este hombre, familiar pero desconocido, lo abrazaba con fuerza. Si forcejeaba un poco, lo abrazar铆a con m谩s fuerza.
Yibao se sonroj贸 y dijo con voz d茅bil:
"Su茅ltame... su茅ltame..."
Jian Xiao levant贸 las cejas, bes贸 a Yibao dos veces m谩s y pregunt贸 en un tono dominante:
"¿Qu茅 dijiste?"
El hombre gordo se acerc贸 para explicar la situaci贸n:
"Maestro Jian, Yibao ha recuperado la conciencia".
Jian Xiao inmediatamente apret贸 sus brazos, temiendo que su esposa se escapara.

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